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Quería compartir algunas capturas de pantalla de la película "Goodbye, Dragon Inn" del director malasio Tsai Ming-lian. Este tipo de cine ayuda a pensar la música. ¡Mucho más que el ropaje de las técnicas extendidas, ja ja ja!!
Hace veinte años que me dedico a la música contemporánea. Escribo una obra, después otra y así voy. Miro ahora el dibujo de mi carrera como si fuera el tablero del Go, el ajedrez chino, que ficha a ficha va dibujando una línea compleja. El armado es lento pero una vez diseñada la estrategia, no hay manera de cambiarla.
Tomo aire y pongo la próxima ficha, la ficha mil. Con vértigo y a la vez con familiaridad.
Las callecitas de Düsseldorf tienen ese what the fuck!
Debo confesar que me cuestan mucho los conciertos, las organizaciones y los sistemas de la música contemporánea. Creo que a la mayoría de los compositores. Mientras pienso como encajo me conseguí un trabajo de profesora de yoga. Y aquí estoy, esperando el bondi…
Este post se refiere a una cosa mía, pequeña y privada. Lo que en un momento fue para mi un acto de libertad ahora no lo es. Todo empezó cambiando mi/el mundo. Y ahora todo se trata de encajar y de durar. Y eso hace un ruido que no me lleva a ningún lado que me interese.
Este año tuve una situación personal muy difícil que me hizo ver un montón de cosas de una manera diferente. Me enfermé y eso me obligó a vivir en un estado de pregunta pura, porque a veces las cosas no tienen solución. Viví en un acorde que no resuelve, en estado de gracia, o de desgracia, continua.
David Lebón canta:Yo te he visto en el pasado
con tu cara de jarrón y tu mundo hecho de clichésTengo la esperanza de encontrar un sonidoy un amor tan grande que te pueda envolver
por Dios escuchame.
Estoy escribiendo una obra basadas en la música de Schumann y por la ventana veo su mismo barrio unas centurias mas tarde. Me encanta Düsseldorf, por lo feo y por lo lindo. Al principio me parecía una ciudad espantosa y ahora cada día la quiero mas, me gusta de verdad. A diferencia de Amsterdam que es bonita de entrada y se va afeando cada día que pasa. Buenos Aires es siempre un misterio, que país de locos. Visto desde afuera no se entiende nada, y desde adentro me imagino que menos. Me parece que nadie sabe donde está parado, pero con una convicción tremenda. Y al final del día eso es lo que cuenta, porque cuando los sistemas funcionan, nadie se los cuestiona y viene el vacío... nadie le presta atención al tren cuando viene a horario. Igual, por suerte, eso nunca pasa en Alemania.
…
Las piezas que escribo son para dos tocadiscos que están reproduciendo música muy similar. Es una operación mental sumamente inquietante cuando las dos grabaciones tocan casi en sincronía. Hay una especie de armonía dada por La música de Schumann brinda armonía (en el sentido musical del término), tonalidad y proporciona el orden de un lenguaje conocido, que es el discurso de la música del siglo XIX. Pero cuando los tocadiscos suenan casi simultáneamente, en un delay casero, el resultado es una cosa literalmente de locos, una confusión inducida.
En mi pieza llamada Dos, el cello y el violín en vivo tocan en sincro con dos tocadiscos que reproducen vinilos pregrabados. Cada instrumento sigue uno de los tocadiscos, en un juego de duplicados.
La pieza es un mini caos, la armonía y la tonalidad rápidamente fracasan. Y cuando fracasan, triunfa la pieza. Esta idea suena mucho mejor en palabras de lo que es. Es una pieza modesta, que me gusta muchísimo. Produce emociones intensas cuando se escucha, un tanto angustiantes. No es cualquier caos, es ese caos.
Es un homenaje a Schumann. Sabemos que el principal homenajeado es siempre el que lo hace, nunca el que supuestamente lo recibe, que, como en este caso, no sólo no tiene manera de enterarse, sino que si pudiera tal vez se sentiría triste. Dos trata de la bipolaridad. De los mundos conocidos que se vuelven intransitables. Escrito así me da pudor meterme en la vida de Schumann. Aunque sé que en realidad él es un espejo de la mía, o peor, de una persona amadísima cuyo nombre no puedo ni escribir, no pudor y por un intenso dolor.
De nuevo el sonido de la goma borrando en el papel pentagramado.
Jaume Plensa (recomendación de Abel Paul) dibuja el espacio...
... en diálogo con Guillaume Apollinaire.
El exceso de consciencia en un mundo tan precario es la fuente principal de nuestra insatisfacción. Es como ver una situación con un microscopio y tener solamente un martillo para cambiarla. Esa es la gracia también. Una gracia sin chiste pero no exenta de intensidad...
Sepan disculpar el tono aforístico. Lo que revelan las frases de almanaque es generalmente la carencia de lo que se proclama, y nuestro amigo el FB es un híbrido ejemplo de esto. El tonto habla de la sabiduría. El sabio calla.
Y sin querer me mande otro aforismo... tengo que volver a los libros... por lo menos al papel impreso.
La Antimarcha fue organizada por el artista conceptual argentino Mookie Tenembaum en Buenos Aires, en reclamo al esclarecimiento del atentado de la Amia.
Me recuerda la marcha de los hologramas contra la ley Mordaza en España. En Argentina la marcha fue realizada por gente real envuelta en bolsas de plástico azul, caminando para atrás: hologramas de carne y hueso. Argentinos teníamos que ser... pa´ que tanto cablerío? Yo hago música electroacústica con máquinas de coser y latas de conserva. De tal palo...
Vikingo es una película de José Campusano. Rescata en su película una franja social que no se ve en el cine, la rica cultura de las clases desposeídas. No tengo manera de hablar de esto. Lo mejor sería no decir nada. Cualquier comentario, sobre todo elogioso, será necesariamente clasista. Estas son las propias palabras de José Campusano a raíz de otra de sus películas, El perro Molina:
Los diálogos que escribí para la película los he escuchado yo, no me los contaron. Y los he escuchado repetidamente. Entonces creo que los instalo con derecho. Trato de crear personajes creíbles y evitar la impostación. Lo que la vida nos ofrece ya es por demás generoso. Y también es imbatible porque es verdadero. Es cuestión de parar la oreja. La gente del delito no habla como suponen muchos. Hablan con propiedad, con agilidad y con autoridad porque aprendieron a moverse en situaciones límite, no son personas comunes y corrientes. Tienen una destreza porque la vida se les va en la aplicación de esa destreza. El tema es que estas historias han sido contadas siempre por pequeñas elites que viven en las grandes ciudades. Esas elites se han adueñado de todos los canales de expresión: la radio, la televisión, el cine... Y no conocen los periplos existenciales que se dan en los sectores periféricos, sólo los aluden desde lejos, con una actitud conmiserativa y estigmatizante. Han conformado estereotipos risibles de la gente del conurbano. Cuando se muestra a alguien sin ningún grado de complejidad, se lo está despreciando. Suelen aparecer muchos personajes minimalistas, contemplativos, ¡parece que estuvieran sedados! Pero esa introspección es falsa, es la única manera que encuentran de ponerlos en una historia porque no los pueden abarcar como seres complejos.
¿No será entonces la clase media la que está sedada, la que mantiene el status quo, la que maneja sus productos culturales en un círculo inocuo, minimalista y contemplativo?
Muchas veces tengo muchas ganas de escapar. Estudiar abogacía, o economía y hacer algo de verdad que ayude a mejorar las cosas. Después vuelvo a mi amor, la música y no sé si es importante, pero quiero creer que sí.
[La gente del delito... ]
Hablan con propiedad, con agilidad y con autoridad porque aprendieron a moverse en situaciones límite, no son personas comunes y corrientes. Tienen una destreza porque la vida se les va en la aplicación de esa destreza.
Una vida que puede darse por una causa es una vida que se tiene. Siempre me ha parecido que si no podemos dar la vida por lo que queremos es porque nuestra vida no nos pertenece completamente.
"Vikingo" se puede ver completa online.https://www.youtube.com/watch?v=qQQIV2kg1zc
Yo no sé si Borges es un escritor argentino, tengo la sospecha de que al contrario, fue Borges quien inventó lo argentino. De una madeja de gauchos, eruditos, inmigrantes y peronistas inventó el ser nacional: grave y chistoso, buen amigo y sorete, solemne y desestructurado, rebelde y enamoradizo, con una falsa modestia tan grande como su propia inseguridad, de una lucidez tan desgarradora como inconsistente, y sobre todo adolescente.
La gente lo conoce aunque no lo haya leído. Paradójicamente el populacho lo entiende. Yo creo que a Borges, como a cada uno de nosotros, le encantaba ser argentino.

Tengo una música en mi cabeza que hace ruido, pero que no la puedo escribir. No es necesariamente un sonido, sino una idea de algo que todavía no entiendo. No la puedo escribir porque no la puedo pensar. No me alcanza el cerebro. En analogía con el yoga,
es como cuando uno quiere una postura nueva, pero no es el momento, porque los músculos, las articulaciones, los huesos, no están listos.
La cabeza tampoco lo entiende aunque crea que si.
Uno cree que entiende, pero no.
Uno cree que sabe lo que quiere, pero no.
Cree que sabe.
Y no es lo mismo.
Con la composición es igual. Siento la limitación física del hecho estético. Me quedo parada en el mismo borde de mi cerebro y no puedo ir más allá. Como cuando uno quiere acordarse de una palabra en otro idioma... algo que está y que no está a la vez. El típico no me da la cabeza en su sentido literal... Y como en el yoga, no me queda otra que practicar. Que la inspiración me encuentre transpirando.
A medida que pasan los años en esta tarea, todo es más lento. Y me gusta eso. En algún momento hay que cerrar el círculo y fechar y firmar, para no encapsularse eternamente en un loop. Siempre se trata de encontrar un punto de satisfacción, donde se deja una obra y se pasa a la siguiente, como páginas del pensamiento.
Me gusta corregir, siempre me gustó. Volver a lo mismo mil veces. Repensarlo. Una linda manera de mover aunque sea un milímetro, algo incipiente, algo de verdad. Algo que asomaba cuando tuvimos que poner la doble barra.
Me organicé la vida para poder componer lento, Para pensar mucho y borrar mas. Cuando llegué a Europa, no paraba de escribir. Las ideas venían una detrás de otras, llevándome a lugares inesperados e interesantes. Las cosas no son de una manera. Son distintos momentos. Igual, tengo la firme sospecha, de que los momentos veloces, inspirados y espontáneos, son el fruto de años y años de trabajo previo, que un día se manifiestan como el exacto punto de la clara de huevo, pero no existirían sin el batido previo. No se de donde saque esta imagen tan trucha, pero la dejo, como un anti ejemplo del corregir y corregir....
Estoy retomando unas piezas viejas, del año 2005, para publicar. A la correción de la música misma debo agregar horas y horas de Photoshop para la versión final manuscrita. Con la mente un poco dispersa, mientras corrijo y borro en modo pixel, escucho las conferencias de Borges que hay en YouTube donde habla de los procesos exhaustivos de corrección-también Piglia cuando habla de Borges-. Estas mentes brillantes son además las personas más laburadoras del planeta. Que vida increíblemente bella, dedicarse exhaustivamente, incansablemente, interminablemente a un gesto, un detalle, una palabra, un sonido, una marca con la pluma.